sábado, 7 de febrero de 2015

Ciclo de la vida.



Lejos del tóxico magnetismo de la ciudad, la fuerza natural sigue su curso, vivaz, imparable en su aparente calma. 

En lo más crudo del invierno, en los días más grises y hostiles la savia comienza a brotar, debajo de la hojarasca congelada nuevas semillas comenzarán a despertar. 

La mente, implacable con sus embrollos cotidianos, cede al fin y se pierde entre la maraña de desnudas ramas. 

Ha sido un invierno largo y duro, pero el pulso de la vida continúa y a todo ser sacará de su letargo, revivirá de nueva energía vital para empezar una vez más...



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